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15,21 €Tradicionalmente se ha considerado a la persona a partir de tres dimensiones: la biológica, la psicológica y la social. A fin de considerar a la persona plenamente, se deberÃa incorporar también la dimensión espiritual, que es la que está relacionada con la búsqueda de sentido, con la posibilidad de dar un valor profundo a la vida, a las propias acciones y decisiones. La espiritualidad es previa a la religiosidad, y no se reduce a ella. Tener presente la dimensión espiritual del otro puede ayudar a los profesionales a poner los retos de los usuarios en contacto con el significado profundo de su vida. Es importante poder detectar cuáles son las fortalezas y los recursos propios de la persona de cara a un acompañamiento óptimo, asà como para un buen proceso de resiliencia. Los educadores sociales, deberÃan poder tener un punto de vista global del individuo que tienen delante, incluyendo su espiritualidad.