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29,64 €La economÃa, como muchas otras ciencias, necesita moverse en niveles abstractos, precisamente para superar lo particular y poder llegar a formu laciones generales, valederas en múltiples situaciones singulares. Pero, como ciencia humana, la impronta cultural influye decididamente en sus planteamientos teóricos. No se ha insistido lo bastante en el peso que arrastra la teorÃa económica moderna, de origen liberal, por haberse gestado en una cultura empirista que arranca de David Hume. En economÃa, el éxito del empirismo ha sido total. La teorÃa neoclásica nace de esa inspiración y las distintas modificaciones posteriores tampoco se apartan demasiado de ella. Esa visión utilitarista y en muchos casos materialista recibió fuerte apoyo de la generalización filosófica del darwinismo. Al liberalismo le vinieron bien las afirmaciones sobre la supervivencia de los más aptos como fenómeno natural. Después se ha hilado muy fino en los planteamientos económicos teóricos, pero si se escarba +detrás de muchas formalidades, distinciones, marcos interpretativos y modelos+, lo que se encuentra es una concepción del hombre como animal de especial evolución, capaz de simbolizar. Es cierto que economistas de otras escuelas han intentado aportaciones más integradoras, destacando elementos que habrÃan de ser tenidos en cuenta en la teorÃa. Pero, al menos hasta ahora, con escaso éxito. Amartya K. Sen, es un ejemplo, entre muchos, de la necesidad que se experimenta hoy de repensar la economÃa desde una antropologÃa más cercana a la verdadera naturaleza del hombre (que no es sólo un egoÃsta racional, o un tonto racional, sino que es capaz de actuar por altas metas y por altruismo). En sus más radicales dimensiones, la filosofÃa de la economÃa es antropologÃa filosófica.